miércoles, 1 de septiembre de 2010

El Ministerio de la Reconciliación y la Confesión de Pecados

Veo que el cristiano necesita confesar sus pecados todos los días. Tendemos caer (a lo menos yo) en la trampa de ser Farisaico. Es decir que me justifico por mi mismo. Pienso que todo lo que he hecho bien era porque soy una buena persona. No veo que el bueno que procede de mi es algo extranjero. Piensa en esta oración de Pablo en 2 Corintios:


2Corintios 3:5-6 NBLH No que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios, el cual también nos hizo suficientes como ministros (servidores) de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.

Vemos que Pablo no se estima muy alto. Pensaba en si mismo como alguien que era incapaz de hacer nada. Que todo lo bueno que el tenia y la capacidad que el tenia le fue dado. No es raro pensar así porque vemos que los primeros cristianos en los días primeros pensaban en si mismos como débiles y incapaces de llevar al fin lo que Jesús se los encargo. A saber, el ministerio de la reconciliación que Pablo describe en su segunda carta a los Corintios.

En Hechos 4 leemos, la oración de la iglesia a Dios pidiendo animo y la fuerza de seguir predicando la palabra a pesar de las amenazas de la clase religiosa que se los procuraba caer:

Hechos 4:29-31 NBLH "Ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que Tus siervos hablen Tu palabra con toda confianza, mientras extiendes Tu mano para que se hagan curaciones, señales (milagros) y prodigios mediante el nombre de Tu santo Siervo (Hijo) Jesús." Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor.

Porque hablo de la confesión del pecado diario? Bueno, la razón es que los cristianos verdaderos se han dado cuenta de que pequen cada día porque son carne y este cuerpo no va a someter a la palabra de Dios por completo. Y si lo negamos, no solo hacemos a nosotros mismos mentirosos, pero acusamos a Cristo de ser mentiroso conforme a 1Juan 1:9-11. Pero vemos un estimulo para los verdaderos Cristianos que leemos en 2Corintios 3:

2Corintios 3:18 NBLH Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.

Es decir que nosotros, no viendo a si mismo en el espejo, vemos a Cristo y cada día estamos transformados mas a su imagen de el. Nuestra deber no es asegurarse de que estemos mas bonitos ni mas sabios ni mas auto-suficientes; nuestra deber es conformarse mas al imagen de Cristo por ver su gloria diariamente. Esto solo se puede lograr por ver la incapacidad que existe en nuestra propia fuerza y la santidad y la justicia de Dios que se manifestó en el Evangelio. Cristo murió por nuestros pecados para satisfacer la ira de Dios hacia nosotros. La ira es lo que se merece por quebrantar la ley de Dios no solo en palabra y en hecho. Pero quebrantamos la ley de Dios para lograr nuestros deseos carnales. Echamos la ley de Dios al lado a favor de obtener lo que nos gusta. Por eso merecemos el castigo de Dios.